martes, 19 de septiembre de 2017

El Plan de Alicia

    Había pasado un año de su nacimiento Ikalkim daba sus primeros pasos y ya daba guerra a sus medios hermanos. No lo querían porque les había robado la atención y el poco cariño que les daba su madre. Alicia se encontraba triste y renegaba de todo. Tenia un plan pero le daba miedo. Revoloteaba en su mente la forma de irse de allí y dejar al padre de Ikalkim. Pero le asustaba la idea de donde llegar y de que no la fueran a recibir con tres niños. Se le quedaba viendo a Ikalkim, le veía sus ojos color miel obscuros. era un poco blanco y cuando el le devolvía la mirada ella lo esquivaba. Estaba demasiado delgado tal vez porque nunca le dio pecho y resaltaba de su piel un lunar verde en una nalga.
    Un día llego su padre y lo cargo unos instantes como siempre, fue a ver a los otros niños y les dijo que fueran al camión porque les había traído fruta. --Mujer el próximo lunes me voy a ir a ver a mi hermana y me voy a quedar en su casa unos cuantos días. Te voy a dejar dinero y si te falta algo dile a tu mama que te mande un giro telegráfico y cuando regrese le llevo el dinero. Ya mero comienza la feria del pueblo y nos están pidiendo apoyo con mobiliario y cerveza. Ella asintió con la cabeza y le dijo que Ikalkim estaba enfermo. --Casi no quiere comer, ya le dije a Doña Remedios que lo viniera a ver para que lo cure de empacho. --Pues ve a verla y llévale el niño, ten este billete de cinco pesos compra lo que te pida para lo alivie. Su padre se quito las botas y se recostó en la cama, pensaba en una mujer morenita y chaparrita de un ejido llamado Chapopote.

    Alicia tomó a Ikalkim y salio corriendo a ver a doña Remedios. Las calles eran de piedra y la casa de la curandera estaba algo lejos. Cuando llegó le preguntó que que necesitaba para curar al niño y la mujer le dio una lista verbal de lo que necesitaba. Se fue al mercado y pregunto los precios de cada una de las cosas que le habían pedido pero no compró nada. Su plan estaba en marcha.

    Cuando llego a su casa le dijo al padre de Ikalkim que ya estaba curado y que no le había alcanzado el dinero. Los días que le faltaban para que su pareja se fuera de viaje se le hicieron eternos. Lavó toda la ropa que tenia sucia de toda la familia aseó su cuarto, llenó los cantaros del agua de tomar y los barriles para uso diario. A Chonita le pidió dinero prestado, ella era difícil de convencer para soltar la lana pero la convenció porque le dijo que le pagaría el doble ya que su marido saldría de viaje y que de regreso le iba a traer mucho dinero.

    Eran las 4:30 de la mañana del lunes y el padre de Ikalkim ya se estaba alistando para salir. Antes de partir paso a ver los niños, no se percato de que su hijo menor seguía enfermo. Subió un viejo portaequipaje al camión y se despidió de Alicia.

    Nomar el padre de Ikalkim era blanco, corpulento, de ojos color verde. Era un buen hombre pero se aprovechaban de su nobleza ya que ayudaba a todos y nadie le recompensaba. Francia lo estaba esperando en el ejido Chapopote y de allí se fueron a Pánuco.

Al día siguiente Alicia despertó a sus hijos a las 4:00 de la mañana y los comenzó a vestir. Los niños casi dormidos los arrastraba literalmente por las calles de piedra. Se dirigían a la casa de Marina una mujer de buen corazón que los cuidaba cuando ella salia de viaje a ver a su madre. Le tocó con golpes suaves para que no se despertaran los demás vecinos. Por fin la puerta se abrió --Sra aquí le dejo a mi hijo Ikalkim cuídemelo porque tengo que salir de urgencia a ver a mi mamá. Le voy a dejar $5.00 para que le compre leche, esta un poco enfermo pero ya hoy se debe de recuperar, lo curó Doña Remedios. -- Y cuanto tiempo vas a tardar por allá? -- Regreso hoy mismo vecina y ya se queda usted con todo el dinero. --Bueno pero que no pase de hoy. --Si no se preocupe y muchas gracias.

    Alicia se fue y dejó a su pequeño hijo. Le remordía el corazón pero sabia que no lo podía llevar con ella. --Estará bien con la vecina. Se decía tratando de convencerse así misma.
 El autobús salió con esa mujer, sus dos hijos y unas maletas cargadas de sueños e ilusiones.

   
   

 Desde que vi la luz la busqué, era una mujer hermosa pero no me amaba. Agonizando abrí los ojos, la vi y me curó. Me amó toda su vida.